jueves, 25 de abril de 2013

DRAMA QUEEN


Despierto dolorida, como si hubiesen metido mis huesos
en un saco y los hubiesen agitado sin compasión. 
Me recuerdo que les estoy dando a mis vicios más 
margen del que sería deseable y hago una nota mental 
que quemaré más tarde para encender el primer cigarrillo del día.
Cumplo con mis rituales de buena alimentación, aseo y belleza 
con devota convicción pero, me inquieta comprobar que tienen 
un resultado dudoso cuando me veo reflejada en el espejo. 
Busco algo que ponerme, a toda prisa, sin poder cerciorarme 
de si estos pantalones le sientan bien a mi vanidad o si aquella 
blusa transparenta un poco mi disposición algo atontada. 
Vuelo colgada de las manillas del reloj, en un tiempo impuesto, 
inoportuno, fastidioso y rígido que me desquicia. 
Me debato un segundo más entre el deber y el placer, le hago un 
último guiño a la cama y repaso los surcos de mis ojos mientras
la luz traidora del ascensor me acompaña a la calle. 
Llevo mi vida enredada en la cabeza, tengo plomo en los pies 
y olvidé perfumarme y atusarme un poco el encanto.
Pero me abro paso entre la gente con soltura, sorteo escaleras, 
puertas automáticas, malhumor pandémico y un breve 
pero intenso impulso de mandarlo todo a la mierda sin dilación. 
Me muevo con vehemencia para disimular que me faltan horas
de sueño, apilo mis vértebras, levanto la vista del suelo, 
me sacudo el enfurruñamiento y se me escapa una risilla  
al caer en la cuenta de que, una vez más, estoy exagerando. 



jueves, 11 de abril de 2013

PROMESA

En primavera saco el cofre de los mohínes,  
los morritos y las miradas con intención.  
Escojo una de perfil, con una sonrisa a juego
y salgo a la calle con el garbo recién planchado.
Acometo los días con bravura, le pongo piernas a 
mi corazón y dejo que corretee a sus anchas.
Le ato nudos a mi prudencia, me quito la ropa, 
me pinto la boca y me juro a mi misma que ya no 
volveré a estar triste. Y así, primavera tras primavera.